Tampico, Tamps. – Naget “N” acusa en sus redes sociales que su ex pareja atentó contra su vida y la de su propia hija en numerosas ocasiones, haciendo de su vida un infierno.

Fue desde su cuenta de TikTok que decidió divulgar su historia, detallando que no sólo era intimidada por su pareja, sino que también por su suegra y su cuñado, quienes presuntamente la tenían amenazada para que se quedara callada.

Detalló que fue el pasado 3 de enero del 2021, cuando su esposo Eduardo “N”, de quien se separó sentimentalmente el septiembre del año pasado, intentó asesinarla en el hotel HSJ Paris Hilton de Tampico, Tamaulipas.

La familia de Eduardo la contactó para pedirle que ella y la bebé pasaran con ellos las fechas decembrinas, a lo que ella aceptó, poniendo como condición que no la obligaran a convivir con su ex pareja.

Relató que él le rogó que volvieran prometiendo que iba a cambiar, pero ella no quería volver con él, sin embargo, accedió a hablar las cosas con él, pero no entendió que no volverían a ser una familia.

Fueron a un hotel con la niña, lejos de los suegros para hablar con calma la situación entre ellos, pero ella le tocó el tema del divorcio, lo cual lo molestó, así que él decidió cambiar de tema y se fue un rato.

En la noche regresó en presunto estado de ebriedad, contestó una llamada y se fue al baño para hablar por teléfono, pero ella se percató de que él se había llevado su tarjeta de crédito, por lo que decidió ponerle seguro a la puerta, la cual golpeó muy enojado.

Finalmente, ella le abrió, pero al salir le reclamó que si ella ya no quería estar con él o si ya no quería tener otro hijo con él, a lo que ella contestó que no.

A partir de ahí el relató se convirtió en una escena salida de una película de terror, pues según relató Naget, el inmediatamente lanzó el celular hacia la cara de la bebé, provocando que sangrara en ojos, nariz y boca.

“Le lanza el celular, en ese momento ella tenía 7 meses, apenas empezaba a gatear. El celular le cae en la cara. Como es un celular grande, el golpe le dañó sus ojos, nariz y boca del lado derecho. Ella empieza a gritar, yo vi que tenía mucha sangre”.

Le arrebató a la menor y la amenazó con que no dijera nada de lo sucedido; ella salió de la habitación pidiendo ayuda para su hija a los de seguridad, pero cuando llegaron Eduardo no los dejó pasar, sólo les encargó un botiquín y que se alejaran, pues el “era médico”.

“En eso marca a la habitación un doctor al parecer del hotel, pero Eduardo me arrebata el teléfono y le dice que él es médico y le pide que deje de estar molestando”, detalló que después él cerró la puerta, mientras ella trataba de consolar a la bebé llorando, pero el se la quitó y la lanzó lejos.

“La aventó arrojándola hacia atrás, como si fuera un objeto, sin fijarse si caía en el suelo o en la cama; como cuando avientas una chamarra.”

“Me agarra del cuello y me empieza a decir que qué pensaba, que estaba tonta si pensaba que yo podía ser libre, que yo era literalmente de él, que nunca me iba a dar el divorcio. Todo el tiempo asfixiándome”.

Ella estaba en shock, escuchaba como le decía “tú ya te moriste, ya estas muerta, nunca te daré el divorcio, cómo pudiste pensar que serías libre”.

La golpeó, la arrastró por la cama, le quitó anillos, aretes y collar, la mordió en los brazos, le trató de romper platos en la cabeza, le metía los dedos en la nariz para rompérsela, entre otras cosas.

“Me empezó a golpear la cara, las costillas, me tiró al piso para patearme, me arrastró por el suelo de los cabellos, me pisaba, me sacaba el aire”.

El se fue por un momento y con la poca fuerza restante que tenía intentó ubicar a la bebé que gateaba por la habitación, pero volvió y notó lo que ella intentaba hacer.

La comenzó a grabar mientras le decía de cosas, mientras al mismo tiempo buscaba el celular de ella para demostrarle que “era una puta, que no vale nada y merece todo lo que le pasa”, sin embargo, no encontró el celular, así que se desesperó.

“Empieza a rezar en quien más creas, porque viva de aquí no sales”, dijo Eduardo, según Naget.

“Me clava el cuchillo en las costillas, pero no alcanzó a perforar; de igual forma en la espalda. Le daba vueltas al cuchillo para que entrara”.

“No me quiero morir enfrente de mi hija. Rezaba y rezaba”, dijo Naget, contando que fue entonces que se rindió y se dio por muerta a sí misma, no reaccionaba, vomitaba sangre, intentaba hablar y él le metía pizza en la boca, asfixiándola y humillándola, mientras ella buscaba las fuerzas para rescatar a su bebé.

Explicó que él le dio un golpe en la cara, la tiró al pio y comenzó a asfixiarla; ella perdió el conocimiento y despertó maniatada, mientras él se preguntaba qué haría con el cuerpo.

Él se metió al baño pensando que ella estaba muerta, por lo que ella aprovechó para intentar desamarrarse, agarro su celular y a su hija, pidió ayuda en el lobby y una señora se acercó para auxiliarla.

La señora dio la orden de que la lleven al hospital, mientras tanto Naget le marcó a su hermana y le cuenta la situación, pidiendo no le diga a sus padres, pues sus suegros tienen dinero y ella temía por sus vidas.

Al llegar al hospital pide que atiendan a al bebé primero, pues “ella se encontraba bien”, sin embargo el doctor no le cree, pero accede a atender primero a la menor de 7 meses.

Le hicieron estudios y el doctor le pidió que se comunique con alguien, así que como ella no tenía familia en esa ciudad le marcó a su suegra, pero ella se llevó al bebé y le quitó el celular.

Tenían a su bebé, así que cuando le piden su alta del hospital se sube a la camioneta con su suegra, quien la culpó de todo dicendo que Naget debió hacer algo para que Eduardo respondiera de esa manera.

Una vez en la casa de los suegros, minutos después llegaron las hermanas de Naget, con sus padres, quienes se la llevaron con la bebé, pero antes de eso la suegra le dijo que no procediera legalmente y que ella la ayudaría si se mantenía callada.

Por un tiempo Naget dejó pasar las cosas por miedo a la familia de Eduardo, pero finalmente decidió actuar y fue con las autoridades, denunció y la revisaron.

Relató que posteriormente la suegra la amenazó y le dijo que el cuñado tenía acceso a sus redes y que podía demostrar que ella andaba con hombres y que se merecía lo que pasó, pero nada justifica la violencia que sufrió.

Señaló que ella hizo todo de manera legal y hasta el momento no han levantado una orden de aprehensión en contra de Eduardo “N”, “sigue libre, su familia lo protege”.

Ahora tiene miedo que él vuelva por ella, que venga por sus hermanas o le haga lo mismo a otra víctima.

GDGL

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