Agua Dulce, Ver.- Les dicen granjas o anexos. La imagen que pretenden dar es la de una especie de centro de rehabilitación a un costo accesible, pero en ocasiones se asemejan más a cárceles y sus instalaciones no han sido privadas de ser escenas de crímenes de sus internos.

Los anexos son centros de rehabilitación para personas adictas a drogas o alcohol que abundan en el país, en Veracruz y en Agua Dulce, como una opción alterna a las clínicas cuyos tratamientos pueden elevarse a varias decenas de miles de pesos, y frente al alto índice de consumo de diversas sustancias por parte de adultos y adolescentes.

Hacinamiento, sometimiento, encierro, exclusión y humillación son algunas de las palabras más repetidas por testigos que han expresado cómo es la vida en el interior de un anexo, según periódicos de todo el país y que también se repite en el municipio sureño de Agua Dulce.

Funcionan 10 en Agua Dulce

De acuerdo con datos de la dirección de Salud, el último censo que se realizó hace más de año y medio arrojaba que en este municipio funcionaban alrededor de 10 anexos en colonias como Nueva del Río, El Suspiro, El Muelle, Kilómetro 1.5, 1005, e incluso en Cuatro Caminos, en donde había hasta tres centros.

No todos los anexos son de internamiento, pues hay otros que se identifican como del “cuarto y quinto paso”, cuyas reuniones son por voluntad propia, aunque realizan algunas técnicas como la de los anexos tradicionales.

A la fecha se sabe que varios de estos centros ya no funcionan, pero no existe un registro actualizado y mucho menos algún tipo de regulación sobre el funcionamiento de los mismos, las condiciones de higiene o salubridad, ni hay certeza de que no se violen los derechos humanos.

Humillaciones

La razón por la que las familias internan a sus seres queridos en un anexo es porque ven en ellos una solución ante los problemas de adicción, sobre todo entre los más jóvenes. Sin embargo, quienes conocen a personas que han pasado por estos lugares aseguran que no sirven, pues muchos que salen del anexo quedan con mucho rencor.

Entre los testimonios que se han expuesto en Agua Dulce es que existe una casa llamada La Hacienda cerca de la zona de playas, en donde realizan supuestos retiros espirituales, pero en realidad se castiga a los internos con desvelos, los levantan temprano, los obligan a escribir sus historias y en los casos más graves se habló de maltratos físicos y abuso sexual. “Los tenían vigilados, como en una cárcel”.

Los anexos, no sólo en Agua Dulce, manejan un sistema de castigos, y jefes o padrinos, en donde el encierro y el maltrato son parte fundamental del proceso de desintoxicación de los internos. También es un gran negocio, aunque mucho más barato que un centro de rehabilitación o una clínica; el costo mensual es de mínimo dos mil y hasta tres mil pesos por persona.

Los otros centros para adictos son conocidos como “cuarto y quinto paso”, en los que se enfocan en los defectos y escriben sobre los mismos, por lo que hacen retiros, pero no están encerrados. Si van a una La Hacienda, a otra ciudad de la región, cobran 700 pesos por cada persona que llevan y allá los encierran a escribir y a leer, aunque al final este proceso es un poco más voluntario.

En el 2015, en Xalapa, un interno murió al tratar de huir de un anexo al caer desde una gran altura sobre un techo de lámina. En ese mismo año se denunció que en un anexo de Coatepec se daba un trato infrahumano a los adictos, e incluso se registraron muertes luego de torturar a los alcohólicos. En el 2017 una joven de apenas 15 años, cuya madre la internó en el anexo “Amazonas”, de Xalapa, ante la adicción a las drogas, fue asesinada por estrangulamiento y golpes, que la encargada del lugar trató de minimizar. Y en el 2018, en Úrsulo Galván, un anexado murió, al parecer, víctima de golpes.

Personas que estuvieron en el anexo ubicado en la colonia Kilómetro 1.5 llegaron a contar que los tratos por parte de los padrinos eran abusivos. El subdirector apareció muerto a finales de noviembre y el encargado principal está desaparecido. “Alguna vez uno que estuvo adentro dijo que le tenía tanto rencor porque abusaron de él; eso demuestra que encerrarlos no es garantía, salen más resentidos y más molestos con los que los encerraron”.

AA

Este tipo de anexos no tienen nada que ver en realidad con el grupo de Alcohólicos Anónimos (AA) adheridos a la Central Mexicana de los Servicios Generales. Los grupos tradicionales de AA “son de hora y media, no hay castigos, ni jefes, ni pagos, ni encierros; aquí sólo hay servidores y libertad”.

No obstante, los anexos y similares suelen comprar los libros que sustentan la doctrina de AA y hasta colocan los escudos representativos de esta agrupación, pero en la práctica muy poco tienen que ver con los doce pasos, la rehabilitación y las doce tradiciones.

Legalmente las organizaciones registradas de AA podrían denunciar a aquellos centros que utilizan el escudo o logo para atraer a personas con la falsa esperanza de una rehabilitación, sin embargo, a la fecha no se ha dado ningún tipo de denuncia en contra de estos centros.

De los 10 centros registrados en Agua Dulce hace más de año y medio, se estima que al menos la mitad todavía funciona, aunque no todos son del tipo 24 horas, sino que abundan los del “cuarto y quinto paso”; de cualquier forma, las regulaciones por parte de las autoridades correspondientes, así como de Derechos Humanos, son nulas en esta materia.