Xalapa, Ver.- El mismo Congreso que dio paso a la ley de derecho a la vida, ahora liberó otra para la voluntad anticipada, en el marco legal vigente en Veracruz esto podría provocar una controversia constitucional al confrontarse a su vez, ambas, con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Al autorizarse por el Congreso local la existencia de una carta de voluntad anticipada podría haber un conflicto legal y que provocaría una controversia al contraponerse el derecho a la vida y el derecho a desistir de ella. O en otras palabras, al ciudadano le asiste un derecho a determinar su vida, la ley no estará por encima de los derechos constitucionales.

La inquietud surgió en muchas personas, y el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, tocará el tema en la homilía el domingo en la catedral de Xalapa. El presidente de la Barra Veracruzana de Abogados, Colegio de Abogados y Profesionistas, opinó que subyace el problema de fondo, pues el estado mexicano y otros del mundo no se han atrevido a tanto, y dijo que lo van a analizar con calma. Sería como aprobar la eutanasia, o el que un individuo pueda disponer sobre sí mismo, para lo que aún hay limitaciones en las leyes mexicanas.

“Nosotros como  abogados penalistas vamos a analizar directamente esas reformas aprobadas el viernes en sesión extraordinaria, porque no nos queda muy claro. Los familiares nunca estamos dispuestos a perder a un familiar, a una madre, a un hijo. Uno nunca está conforme, uno siempre va a buscar la manera de que estén vivos. Y por otra parte nadie puede disponer o decidir anticipadamente por su vida, ni tampoco a decidir los familiares por la vida de su familiar, es decir, en qué sentido”.

Contó que ha estado siempre muy polémica la situación de eutanasia, muerte anticipada y los que se han estado manejando, pero no siempre la solución. Nosotros (los abogados) hemos privilegiado siempre la vida. Ver todo lo que esté en la posición de salvaguardar la vida de un ser humano, porque nadie sabe. Se puede anticipar y decir “a lo mejor sufra”, pero también puede dejar de ver que a lo mejor esa persona no quiere morir. Quiere vivir.

– ¿Usted ya ha visto casos?

– “Ah, por supuesto. Nos ha tocado ver casos en los que yo me pongo en el lugar de un padre quien nunca jamás quisiera perder a un hijo. Sería impensable que un padre decidiera por la vida de su hijo. Pensar que una persona pueda anticiparse o no quiera que le den un tratamiento, y no querer sería como un suicido, de ahí la polémica. Derecho que no tenemos, hay casos que se vienen dando en otros países, pero nosotros no lo tenemos. Y vamos a seguir pugnando por la vida”.

Por Livia Díaz