Poza Rica, Ver.- Ganancias de cientos de miles de pesos es lo que deja (tan sólo en Poza Rica) el ilegal negocio de acaparar terrenos que en su mayoría son propiedad de Pemex. Dirigentes de paracaidistas se han enriquecido de la noche a la mañana con el dinero que le exigen a todo aquel que pretende adquirir un lugar donde vivir.

Por lo que respecta a Poza Rica, hasta hace algunos años no eran muchos los “líderes” que se atrevían a invadir áreas irregulares para habitarlas, pues aún existía el temor de ser desalojados en cualquier momento; sin embargo, el hecho de que nadie frenara esta actividad trajo como consecuencia que amañados grupos que buscaban acaparar lotes, hallaran su principal fuente de ingresos.

Hasta ahora, esta industria se expande de manera preocupante sin que autoridad alguna pueda hacer algo y, al mismo tiempo, permite el enriquecimiento de pseudolíderes. Apenas este lunes un grupo liderado por Jorge Morales Perales y Mariana Rojas Sierra, se apoderaron de un terreno que consta de al menos 7 hectáreas en la Parcela 44.

Se tiene conocimiento que en esta ciudad miles de familias viven de manera irregular y tienen como objetivo, a largo plazo, lograr la regularización de esos lotes para que sean nombrados propietarios; pero la situación no es nada fácil, pues todos los terrenos invadidos tienen dueños que han interpuesto demandas y reclaman la devolución de los bienes.

Esto sucede en colonias como La Barita, 5 de Mayo, El Mirador, Astral y 27 de Enero de Poza Rica; Kilómetro 47 de Papantla; Miguel Hidalgo, Jardines de los Ángeles y Escolín de Coatzintla. Algunos de estos asentamientos humanos son propiedad de gobierno del estado, y aunque algunas madres de familia dicen actuar por interés propio y no obedecer a líderes, otros reconocen que sólo les pagan por acaparar esos lotes y serán los representantes los que se encarguen de repartirlos.

Según fuentes consultadas, cada invasión puede dejar ganancias de entre 400 y 600 mil pesos derivado del cobro de cuotas, ya sea para comenzar a disfrutar de un lote, el pago mensual por supuestos servicios y hasta el trámite por regularizar el predio; estas importantes ganancias para los vividores pueden aumentar cada vez que se atreven a invadir un predio nuevo.

Lo medular de este burdo negocio es el despojo de los lotes a los ocupantes que rechazan seguir aportando recursos a los dirigentes, o simplemente se atrasan en las cuotas, pagos de faenas y “apoyos” económicos para trámites, por lo que de inmediato son echados de los predios y se reasignan a otros que incluso están en lista de espera.

Lo malo de vivir en un asentamiento irregular es que tarde o temprano los moradores tendrá que ser retirados, pues los dueños advierten que no están dispuestos a perder sus bienes.