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Hacer lo que se debe

 “Apertura del espíritu de diálogo como forma de encuentro”

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Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor

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Son muchos los países que están atravesando una fuerte crisis. A mi juicio, en parte propiciada por no concebir lo que se debe; y, para ello, tenemos las normas de lo que hay que hacer y de lo que hemos de evitar. Indudablemente, somos seres de raciocinio, de palabra y pensamiento, al mismo tiempo de hondura y pasiones, por eso es fundamental que entremos en razón. Tenemos voluntad para saber lo que queremos y lo que debemos evitar. Precisamente, esta ordenación del saber es lo que se llama regla o normativa. Una necesidad a considerar siempre y a cultivarla en todo instante. Justo en estos momentos de divisiones (pensemos en lo que sucede en España con los grupos independentistas), la ley de leyes, o sea, la constitución es nuestra garantía legal y el marco de convivencia. Lo  mismo sucede con la Carta de las Naciones Unidas, el actual escenario mundial nos pone en alerta. Quizás hoy más que nunca nos corresponda defender estos ordenamientos jurídicos. Tampoco podemos actuar por capricho del gobierno en turno, máxime en una época en la que se vierte tanto odio, propagándose la venganza y la impunidad por doquier. Hay que poner en valor el estado de derecho y la dignidad humana. Lo decía en su tiempo el inolvidable poeta español Ramón de Campoamor (1817-1901), “la libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe”, y cuánta conciencia hemos de tomar los humanos de esto, si en verdad no queremos destruirnos.

Desde luego, nuestro deber como linaje es no apartarse de ese innato sentido común, de la recta razón por la que formamos parte de esa humanidad, que no puede vivir desligada de sus principios. Precisamente, por ser libres estamos sometidos a la ley que es la que nos guía en la acción, con el aliciente del premio o del castigo, a fin de que obre el bien y se impida el mal. No olvidemos, asimismo, ese derecho natural que todos llevamos implícito en nuestra propia conciencia que contribuirá además a que podamos vivir cada uno según las leyes humanas, pero también según esa auténtica moral del corazón por la que corregimos los errores de nuestros instintos. Al fin y al cabo, todo requiere de un sentimiento de honestidad consigo mismo. Son los valores y objetivos impresos en vías constitucionales los que suelen llamarnos al arreglo pacífico de las controversias. Es cierto que nuestro tiempo nos exige un cambio permanente dado las persistentes transformaciones y los cambios tecnológicos, pero ahí suelen estar en los textos legislativos o reglamentarios, esa apuesta como derecho y deber hacia un trabajo decente, la igualdad de derechos de hombres y mujeres, conforme a un orden económico y social justo, asegurando en todo periodo el imperio de la regulación como expresión de la voluntad popular. Lo transcendente de todo ello es contribuir al fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los moradores del planeta.

Fruto de esa misión responsable dirigente, y aprovechando la tribuna que otorga el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Guterres quiso recientemente mandar un mensaje especial a los asistentes al encuentro, reafirmando una vez más que el privilegio que comporta ser miembro de la organización conlleva compromisos fundamentales en la defensa de los principios y valores de la Carta, concretamente en la prevención y el manejo de los conflictos. Ciertamente, son estos liderazgos, ya sean políticos, económicos, religiosos… los que han de ejemplarizar con sus prácticas y actividades, el nunca más unos contra otros, sino unos junto a otros. No cabe la resignación ante tanta crueldad sembrada. Es menester que la especie pensante no caiga prisionera de sus propias miserias. Estamos llamados a entendernos, y aunque sean muchos los obstáculos, nunca podemos darnos por vencidos. Tal vez nuestra actuación tenga que ser más directa, refrendando aquello de hacer lo que se debe, pues lo importante es salvar vidas y reducir sufrimientos. Por desgracia, con la reaparición de jefaturas populistas y sus políticas de rencor, el retroceso en derechos humanos se ha vuelto una realidad. Se multiplican los escenarios permanentes de inestabilidad, violencia y fanatismos que nos trasladan al caos y a la pérdida de cualquier esperanza.  Junto a esta alarmante situación es vital que los mandos activen otras atmósferas más respetuosas, concilien otros horizontes más justos, negocien y medien para ejercer su autoridad, a fin de unir, ya no sólo a las generaciones entre sí, de igual forma a esa diversidad endiosada muchas veces, a la que hay que movilizar interiormente como partícipes a coaligar en la construcción de esa armónica casa común.

Nadie puede quedar excluido a la hora de hacer lo que se debe. La especie avanza cuando crece humanamente. Y así, más allá de las técnicas productivas, está la consideración hacia el ser. La riqueza del mundo vendrá de la mano, de esa apertura del espíritu de diálogo como forma de encuentro, como manera de vivir; cooperando, colaborando y participando. La ciudadanía ha de optar por otros latidos, más del alma que del cuerpo, por otro porvenir menos interesado y mundano, pues lo esencial es ampliar la mirada para reconocer un bien más universal, donde nadie se quede sollozando. La cuestión es que despertemos a tiempo. No podemos concebir nuestro paso por aquí como una vocación meramente mercantil que fermenta el egoísmo, tenemos la responsabilidad del cambio, de cumplir otras exigencias más solidarias que son las realmente humanísticas, como es la capacidad de abrirse a los demás. Esto es básico para no quedar aislados en las exigencias doctrinales de una economía que nos enfrenta y aísla en vez de hermanarnos. Ojalá aprendamos a discernir lo esencial de lo superfluo para que el mundo acabe siendo una acompasada familia de latidos, poblada y repoblada con pulsaciones diversas, que es lo que verdaderamente nos enriquece la percusión que nos alienta a vivir, haciendo de la vida la mejor obra con la mejor orquesta.


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De los Ángeles a los Demonios. Día Mundial del Medio Ambiente: Reimagina, recrea, restaura

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Dra. Denisse de los Ángeles Uribe Obregón

Magistrada del H. Tribunal Superior de Justicia

El próximo cinco de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, ya que su trascendencia es considerada como la fecha más importante del calendario en materia medioambiental; los antecedentes de su instauración se remontan a junio de 1972, cuando Naciones Unidas realizó la primera gran conferencia sobre el medio humano, la cual tuvo lugar en Estocolmo, Suecia.

Como resultado de este coloquio, el 15 de diciembre de ese mismo año, se llevó a cabo la reunión de la Asamblea General de la ONU en donde se aprobó la resolución A/RES/2994/XXVII,  la cual estableció el Día Mundial del Medio Ambiente, con el propósito de exhortar a los gobiernos y a las organizaciones para emprender actividades encaminadas a proteger nuestro planeta.

Es preciso señalar que durante la mencionada reunión también se aprobó la resolución que dio origen al programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente, cuyo objetivo principal es promover  el uso racional de los recursos naturales e impulsar el desarrollo sostenible.

Durante este año, el Día Mundial del Medio Ambiente estará enfocado en crear conciencia sobre la importancia de cuidar los ecosistemas; bajo el lema “reimagina, recrea, restaura” desde Pakistán, sede de esta celebración, se darán a conocer las estrategias orientadas a prevenir, detener y revertir el daño causado a la naturaleza, además de que marcará el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.

La cooperación internacional ha traído como resultado un impacto positivo en el desarrollo del derecho ambiental, produciendo importantes cambios legislativos e institucionales en los países;  desde la década de los setenta a la actualidad, México ha firmado 77 Tratados Internacionales o acuerdos interinstitucionales en la materia, entre los que destacan la Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.

Por cuanto hace a la legislación nacional, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce en su artículo cuarto, párrafo quinto, el derecho humano al medio ambiente sano para el desarrollo y bienestar, además de establecer que el daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley.

La Reforma Constitucional que incluyó este derecho humano, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 28 de junio de 1999, no obstante que desde 1988 se promulgó la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección del Ambiente, la cual establece los presupuestos mínimos para la preservación y restauración del equilibrio ecológico y tiene entre sus objetivos definir los principios de la política ambiental y los instrumentos para su aplicación.

Actualmente se encuentran en vigor quince leyes de aplicación nacional en materia medioambiental, así como reglamentos y Normas Oficiales Mexicanas (NOM) derivadas de éstas, además cada entidad federativa cuenta con una ley local de protección al medio ambiente.

Por cuanto hace a las autoridades federales encargadas de promover el cuidado a la naturaleza, las más importantes son: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, cuyo objetivo es brindar garantía al desarrollo sustentable y al equilibrio ambiental, así como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, encargada de vigilar el cumplimiento de las disposiciones legales y salvaguardar los intereses de la población en temas relacionados con la naturaleza, además de sancionar a las personas físicas y morales que violen la legislación ambiental.

Asimismo, existen numerosas fundaciones y asociaciones cuyas acciones están encaminadas a proteger la naturaleza, tales como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y Pronatura, sin embargo, debemos estar conscientes que preservar nuestro planeta es una tarea que nos corresponde a todas las personas, toda vez que nuestra supervivencia y bienestar dependen de su cuidado y protección.


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El caso Ximenes Lopes

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Por José Roberto Ruiz Saldaña

Recientemente tuve la oportunidad de exponer de forma virtual, a invitación de la Casa de la Cultura Jurídica Veracruz, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en el Caso Ximenes Lopes vs Brasil (2006). Se trata no solo del primer pronunciamiento convencional sobre los derechos de las personas con discapacidad mental, sino de una sentencia clara y contundente que fija los estándares de actuación de los Estados parte en servicios de salud mental.

El asunto se originó con motivo de lo sucedido al señor Damião Ximenes Lopes quien en octubre de 1999 ingresó, por segunda vez, a una clínica de salud mental privada por problemas de nervios, pues no quería comer ni dormir y no tomaba sus medicinas. No obstante que su ingreso se dio en perfecto estado físico, sin señales de agresividad ni lesiones corporales externas, entró en un baño del que se negaba a salir, por lo que fue dominado y retirado a la fuerza por un auxiliar de enfermería y otros pacientes; a la postre fue sometido a contención física la cual duró toda la noche; en la mañana su madre lo visitó y lo encontró sangrando, con hematomas, con dificultad para respirar, agonizante, aún sometido; finalmente murió.

En la sentencia destacan, entre otras, las consideraciones de la Corte IDH en torno a las obligaciones de los Estados así como la especial atención a las personas con enfermedad mental. Por lo que respecta el primer aspecto, la instancia internacional sostuvo que los Estados tienen la obligación de prevenir que terceros interfieran indebidamente en el goce de los derechos a la vida y a la integridad personal; en este sentido, los Estados tienen el deber de regular y fiscalizar toda la asistencia de salud prestada a las personas bajo su jurisdicción, independientemente si la entidad que la presta es de carácter público o privado; así, los Estados son responsables tanto de regular permanentemente la prestación de los servicios y la ejecución de los programas nacionales relativos al logro de una prestación de servicios de salud públicos de calidad, como de crear mecanismos para inspeccionar y fiscalizar las instituciones y establecer procedimientos disciplinarios o judiciales para casos de conducta profesional indebida o de violación de los derechos de los pacientes.

Por su parte, en relación a la especial atención a personas con discapacidad mental, la Corte IDH sostuvo que toda persona que se encuentre en una situación de vulnerabilidad es titular de una protección especial; que las personas con discapacidad a menudo son objeto de discriminación por su condición, por lo que los Estados deben adoptar medidas para eliminarla; que de hecho las personas con discapacidad que son sometidas a tratamientos en instituciones psiquiátricas son particularmente vulnerables a la tortura u otras formas de trato cruel, inhumano o degradante; asimismo, que los Estados deben garantizar que se preserven los derechos de los pacientes de instituciones psiquiátricas de recibir un tratamiento digno, humano, profesional y ser protegidos contra explotación, abuso y degradación.

Esta sentencia, cabe decir, ha prácticamente iniciado una línea jurisprudencial de la Corte IDH en materia de debida gestión de servicios de salud, esto es, ha guiado razonamientos en casos en que se han visto afectados distintas modalidades del derecho a la salud, como en los Casos Suárez Peralta vs Ecuador (2013), I.V. vs Bolivia (2016) y, más recientemente, Poblete Vilches vs Chile (2018). Su importancia radica en que la Corte IDH ha dejado muy claro el deber de los Estados de regular y fiscalizar las instituciones que prestan servicios de salud, como medida necesaria para la debida protección de la vida e integridad de las personas bajo su jurisdicción, es más, el Estado no solo debe regular y fiscalizar las instituciones de salud sino que tiene el especial deber de cuidado en relación con las personas ahí internadas.

Este precedente interamericano no obliga solo a Brasil sino a todos los Estados parte de la Convención Americana de Derechos Humanos por lo que hace a exigibilidad en los parámetros de actuación en tales servicios de salud. Con esa sentencia y todas aquellas con línea jurisprudencial en torno a dicho derecho, en México se debe regular y fiscalizar aún más los servicios de salud.

Consejero electoral del INE

@Jose_Roberto77


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Ni para profetas, ni para demagogos.

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“Poza Rica, experta en refinerías. Sueños moluscos, realidades invertebradas”

Por Lic. Héctor Hugo Viveros G. Saldaña.

 Poza Rica es una ciudad que cuenta en su historia, la historia de la industria petrolera de México. En resumidas cuentas, explotación de recursos naturales, fuga de dinero, sostenimiento de infraestructura y plantilla laboral por razones políticas y no técnicas, contaminación y crisis.

Desde hace décadas, la producción de hidrocarburos en Poza Rica dejó de ser suficiente para sostener el mantenimiento de la infraestructura y la plantilla laboral de los años 80’s. El problema adyacente es que la comodidad en las jornadas laborales y las altas prestaciones de los trabajadores de Petróleos Mexicanos eran inalcanzables para cualquier otro empleador. Ahora son inalcanzables para Pemex. Los accidentes fatales también se han hecho presentes.

Desde hace años, los criterios para sostener la infraestructura y la plantilla laboral responden al interés político más que una estrategia comercial financieramente sostenible, y como en muchas cosas, la pandemia nos vino a enfrentar con la realidad y la contratación de más plantilla laboral para simular una recuperación económica inexistente en la empresa que se vio obligada a detenerse.

El último suspiro de recuperación de esa industria en esta región sucedió en el sexenio 2006-2012. Las estrategias de Calderón reactivaron momentáneamente la industria, pero la inversión privada nacional y extranjera no soporta las deudas millonarias con las que Pemex operó durante mucho tiempo. Después de hacer quebrar a varias empresas, la realidad dejó de nuevo sin empleo a decenas de miles y a varias empresas quebradas por los créditos otorgados a Pemex. A la fecha, un contrato de Pemex ya no es recibido como garantía en préstamos, porque a pesar de que el Presidente declara que la corrupción y el robo de hidrocarburos ya se erradicaron, la realidad es que Pemex garantiza su necesidad pero no el pago por la obra ejecutada, los servicios prestados o los productos adquiridos. Esto es una realidad persistente y el retraso en los pagos de deuda han producido la pérdida de miles de empleos y la desaparición de decenas de empresas que quebraron esperando el pago de Pemex.

La ganancia de votos que genera las promesas de esos años de gloria, por cierto inexistentes, es una realidad molusca como su promotor: sin estructura y sin sustento, con pies y cabeza, pero sin huesos que lo sostenga.

Además, depender de una industria que explota recursos no renovables tiene un sólo destino: su desaparición de la industria junto con el recurso que explota. La opción es la fractura de la piedra porosa, técnica que condena a la muerte a la flora y fauna endémica del lugar en el que se practica, lo cual es un hecho demostrado y documentado en todo el mundo. A mediano y largo plazo la migración generada por el desempleo habría que sumarle la migración generada por la contaminación, de por sí ya grave, de los mantos acuíferos de los que se obtiene el agua potable de la ciudad. El costo de salvar la industria es matar al medio ambiente y los otros recursos para el sustento de la vida humana.

Seguir viviendo de la industria que está condenando al planeta a un periodo de extinción de especies semejante al del pérmico-triásico no es por ningún motivo una opción ética, y tampoco debería ser el centro de la propuesta de recuperación económica.

Poza Rica, necesita asumir la realidad de los hechos: 1) Pemex aprendió aquí, que los complejos petroquímicos son insostenibles ante determinadas circunstancias, y los trabajadores de la empresa saben bien porque aquí no es negocio; 2) El mayor número de empleos y productividad de la ciudad dependen de otras actividades terciarias en las que Pemex no interviene; 3) Cada 3, 4 o 6 años escuchamos el mismo discurso que promete una mega inversión para Pemex y esta nunca llegó ni llegará, prueba de ello es que ante la disposición de once mil millones de pesos, Pemex prefirió implementarlos en el extranjero y no en Poza Rica; 4) Es necesario entender y comprender que impulsar una industria que tiene como resultado final la emisión de gases de efecto invernadero y el incremento del promedio mundial de la temperatura global es éticamente insostenible; 5) La mejor opción es emanciparse de Pemex y apuntalar el desarrollo económico de la ciudad a otras actividades comerciales, que dependan menos de la intervención política y más de la innovación ciudadana; y 6) Cuando el gobierno federal tuvo dinero para invertir en la industria, Poza Rica no fue una opción, a pesar de un alcalde, diputada local, que además es presidenta del Congreso del Estado y una diputada federal que hoy busca reelegirse y al gobernador del estado que pertenecen al mismo partido político del Presidente, no mandaron dinero ni para pagar la deuda de Pemex o para reactivar la economía de la ciudad que se rindió a sus pies en las urnas en las últimas 3 elecciones.Contacto:

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