Poza Rica, Ver.- Valiéndose de la ayuda que hasta ahora le han brindado en una notaría y la complicidad de diversos funcionarios, el señor Carlos Alberto Ramos Hernández pretende apoderarse por completo de un terreno y una casa que no le corresponden; esta propiedad en realidad es de su hermano Alejandro, quien la heredó de su madre y además dueña de dicho bien.

Este medio pudo documentar previa denuncia de la señora María Teresa Ramos Hernández, que desde el año 2008, después de que sus padres se separaron, el terreno ubicado en la calle Vicente Guerrero 271, que originalmente constaba de 489 metros cuadrados, fue dividido en dos partes.

María Teresa denuncia que desde la muerte de su madre en el 2010, la posesión del terreno se volvió un terrible dolor de cabeza, porque a pesar de que la señora Gonzala Hernández García heredó en vida a su hijo ALEJANDRO desde el 2008, meses después con ayuda de un notario, su hermano CARLOS ALBERTO celebró un supuesto contrato de compraventa que en realidad, lejos de dar certeza jurídica a los beneficiarios, sólo facilitó que Carlos Alberto se proclamara como el máximo dueño.

Fue así que Carlos Alberto se adueñó de la casa y hasta rentaba la casa 271 interior; una vez apoderándose de la casa 271 exterior ya no permitió que su propia madre volviera a vivir ahí, haciéndose pasar como el dueño. De manera previa dicho sujeto de manera dolosa había logrado que sus hermanos firmaran un documento con el pretexto de presentarse a una audiencia y para que sus hermanos no tuvieran que acudir, y desde entonces ya no permitió que su madre y hermanos se acercaran a la casa 271 y 271 interior, esta última, donde cobraba renta.

“Una vez que se fueron los que rentaban, nosotros, mi madre y yo, cambiamos chapas, y fue ahí cuando mi madre le dijo a mi hermano Alejandro que le daba esa casa, que esa era su herencia, yo supongo que para que el otro no se volviera a meter”.

“Pero llegó un momento en que mi hermano, el más chico, se hartó y al ver demasiadas agresiones, dijo que mejor iba a vender todo; pero cuando llegaban compradores Carlos Alberto les decía que ya estaba vendido todo para que al final se lo vendieran a él”, declara.

La mujer dejó claro que su madre y su hermano pactaron un pago de 230 mil pesos, pero Carlos sólo dio una mínima parte, de esa manera, en el apartado de cláusulas del contrato de compraventa, se advirtió que este sólo podía posesionarse del bien hasta que cubriera el monto total. Hasta la fecha no lo ha hecho, según la denunciante, pero al decirse muy influyente y protegido de funcionarios municipales, Carlos Alberto ignora toda advertencia de sus hermanos. “ya hasta está modificando la estructura, esta bardeando sin tener permiso, y ninguna autoridad hace algo, al contrario, vino un sujeto que dijo ser de Catastro y en realidad era de Comercio, descubrí que sólo por meterme miedo acude gente para intimidarme, pero no me voy a dejar”, advirtió ante Vanguardia, además de señalar a su propio hermanos Carlos Alberto de lo que pueda ocurrirle a ella y su hijo Antonio Manuel López Ramos.

María Teresa Ramos Hernández asegura que el contrato se celebró desde el 2008, y tiene cómo comprobarlo; por lo tanto, señala irregularidades cometidas por el entonces notario 6 de Poza Rica, quien pretende hacer creer que fue hasta el 2010 cuando se celebró el trámite de escrituración.

“Primero, el Lic. Joao habla que ya se vendió y escrituró en 2008, y de repente la nueva titular menciona en constancia notarial que escritura desde 2010 y firma en 2012, pero según el acta de defunción con folio 1040440 expedido por el Registro Civil de Poza Rica, la señora Gonzala Ramos pereció el 6 de septiembre del 2010, por insuficiencia cardíaca, es decir, no pudo firmar en el 2012, porque falleció dos años atrás.

Del cúmulo de irregularidades se ha desprendido que ahora, Carlos Alberto y su yerno, Pedro Gerardo Cantú, hagan y deshagan a su antojo; aunque no cuentan con permisos para construir, dicho sujeto insiste en bardear la parte que está intestada, y lo que es peor, pretenden cortar el suministro de agua para hacer el cambio de propietario.

Actualmente, el contrato de agua está a nombre de Alberto Manuel López Ramos, hijo de María Teresa, pero Carlos Alberto pretende cambiar todo y nombrar a su yerno como titular, con la complacencia de encargados de la oficina operadora, en este caso señalan al subdirector de apellido Saldaña, y quien a su vez asegura que actúan por órdenes de una “pesada funcionaria”.

“Mi hijo fue a solicitar un contrato de agua, pero se lo negaron porque dijeron que ya tenía una, fue así que el subdirector dio la orden de que no se podía hacer otro contrato, pues en el lugar ya existía un contrato, que se hiciera sólo un cambio de nombre, y ahora se retracta”.

“A mi hijo lo quiere dejar incomunicado, tanta es su maldad y ambición que ya mandó a bardear, ya se quedó con casi 40 centímetros que ya no le correspondían y nadie le hace nada, me ha causado daños, si sigue con eso va a  dejar encerrado a mi hijo; yo tal vez pueda buscar una salida, pero él por vivir en parte baja podría quedar atrapado, eso es una violación a sus derechos como persona”, lamentó entre lágrimas la señora María Teresa, quien asegura que no logra comprender por qué su propio hermano tiene tanta ambición y busca dejarla en la calle. “Ahí donde yo vivo es de 70 metros cuadrados y ni por eso me deja en paz”.

La situación parece agravarse, pues no sólo tienen que lidiar con el hecho de que Carlos Alberto va a quedarse con algo que por derecho no le corresponde, sino también porque mientras “al malo del cuento” lo respaldan funcionarios, personal de la notaría, juzgado civil y tiene apoyo hasta en la CAEV; a María Teresa por los hechos que tiene que soportar, incluyendo amenazas y daños. Ahora acudirá a Derechos Humanos “a ver si ahí me echan la mano…”, insiste llorando.