Los malosos usan agua, alcohol saborizado, color artificial y metanol

Pachuca, Hidalgo.- El último año la Secretaría de Salud no multó, clausuró o suspendió establecimientos por venta de bebidas alcohólicas adulteradas.

A pesar de los seis operativos y 582 visitas de supervisión que realizó la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado (Copriseh), el saldo fue blanco. Y aunque hubo un caso de sospecha, tras análisis correspondientes, se verificó que el producto cumplía con la norma.

A nivel nacional las cifras de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y las cámaras Nacional de la Industria Tequilera y de la Industria de Vinos y Licores estiman que aproximadamente entre 40 y 60 por ciento de las botellas ofrecidas en establecimientos son adulteradas.

De acuerdo con la Dirección de Reglamentos y Espectáculos del ayuntamiento de Pachuca, en la capital operan mil 364 establecimientos mercantiles con licencia de venta de alcohol. Y 434 con licencia de venta y consumo de alcohol (restaurantes bares, discotecas, hoteles y moteles), todos con licencia vigente renovada al 2017.

Hasta el momento ellos han llevado a cabo 720 visitas de verificación; clausurado 12 y multados 46 establecimientos de giro especial, (expenden bebidas alcohólicas), pero en su mayoría por no contar con placa de funcionamiento vigente, por no tener botiquín de primer auxilios en forma o no contar con un plan de contingencia de Protección Civil.

La titular de Copriseh, Rosa Gabriela Ceballos Orozco, explica que las multas por vender bebidas adulteradas pueden ir desde uno hasta 11 mil salarios mínimos, así como la clausura permanente del lugar (cantinas, bares, cervecerías y antros, restaurantes y hoteles).

“No tenemos registrados casos. Y la población no ha denunciado ninguna sospecha, lo que nos haría ser más oportunos. En lo que va de esta administración tampoco se ha recibido ni una sola llamada de denuncia a este respecto”.

Como parte de los operativos de verificación en contra del comercio ilegal de vinos y licores adulterados, Ceballos Orozco explicó que realizan muestreos de bebidas para identificar que las botellas cumplan con los requisitos del etiquetado que marca la normatividad sanitaria.

“Pedimos que nos muestren las facturas, se revisa que coincidan los lotes y se hace una revisión ocular a las botellas de acuerdo a la norma 142”.

La revisión va desde la etiqueta, pictogramas de prohibida la venta a menores de edad, el país de origen, el holograma de hacienda, que cuente con sello de garantía, y por supuesto que la etiqueta esté en perfectas condiciones.

“Si corresponde no nos genera sospecha, sin embrago, si la etiqueta está desgastada, vieja, o no cuenta con las características, se toman tres botellas de lote para muestreo”.

Una se le entrega al verificado para que realice su propio análisis. Otra se queda en resguardo, y la tercera es decomisada por Copriseh, quien la envía al laboratorio en la Ciudad de México, de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), para que determinen si está adulterada o no.

De acuerdo con la Cofepris, las bebidas que más se adulteran son el tequila, ron, brandy, coñac y whisky y pueden ser alteradas al sustituir el líquido original por otro de menor calidad, dilución con agua, bebidas elaboradas con alcohol saborizado y color artificial y la colocación de metanol.