Poza Rica, Ver.- El 4 de octubre de 1999 el frente frío N° 5, una baja presión y la depresión tropical N° 11, interactuaron y desencadenaron uno de los peores desastres naturales en el norte de Veracruz y sierra de Puebla.

En 72 horas las inundaciones y el deslizamiento de cerros mataron a 384 personas y dejaron a 450 mil damnificadas; cientos quedaron en calidad de desaparecidas.

Hoy se cumplen 2 décadas de esta catástrofe que aún sigue estando presente en el recuerdo de los damnificados sobrevivientes.

Los municipios más afectados fueron Papantla, Poza Rica, Gutiérrez Zamora, Tecolutla, Cazones, Nautla, Martínez de la Torre, Álamo y toda la sierra del Totonacapan. También hubo víctimas en poblados de Puebla e Hidalgo.

El choque del frente frío y la depresión tropical desencadenó la “tormenta perfecta”, pero los habitantes de poblaciones ubicadas a orillas de los ríos ignoraban el peligro. Nadie imaginó que el desastre tocaría a su puerta, en las próximas horas.

Desde el 3 de octubre ya llovía, y nadie se alarmó cuando el día 4 las precipitaciones arreciaron. Al caer la noche ya se informaba el desbordamiento de los ríos Tecolutla y Cazones. Y no era para menos, ya habían caído casi 200 milímetros de lluvia.

El día 5 la tormenta arreció en toda la región y ya se hablaba de personas atrapadas en sus comunidades. Era imposible ayudarles, porque el frente frío impedía el sobrevuelo de aeronaves y el alto oleaje no permitía la navegación.

Ese día, en Papantla cayeron 409 milímetros de lluvia y en 48 horas la estación meteorológica de El Remolino contabilizó 607.8 milímetros, casi un 50 % de lo que llueve en todo el año.

El 6 de octubre los informes eran devastadores, se hablaba de que los ríos habían desaparecido poblados enteros, se cayeron puentes, colapsaron carreteras y en toda la región los sobrevivientes clamaban ayuda, pero no había forma de llegar a ellos.

Aeronaves del gobierno del estado eran usadas para rescatar a personas atrapadas en los techos de las viviendas, en los municipios de Papantla, Gutiérrez Zamora y Tecolutla.

El 7 de octubre el Presidente de México, Ernesto Zedillo y el gobernador de Veracruz, Miguel Alemán, recorrían la zona de desastre e informaban de 76 muertos, 59 desaparecidos, 26 mil personas en albergues, 11 puentes caídos y 22 tramos carreteros dañados.

[metaslider id=”376866″]

Mientras la ayuda fluía lentamente, salían a la luz reveladores datos del desastre.

La Comisión Nacional del Agua reportó que el río Tecolutla registró un incremento en su nivel de 9 metros, el Cazones 14.5, el Tuxpan 4.5 y el Nautla 4.2. Todo esto debido a que en la sierra norte de Puebla se tuvo una precipitación de 995 milímetros… algo jamás registrado.

Contrario a lo que se pudiera esperar, el mayor número de muertos no fue por las inundaciones, sino por los desgajamientos de cerros. En la zona urbana de Papantla los deslizamientos mataron a varias familias.

En Teziutlán, Puebla, un cerro colapsó en el barrio de La Aurora y mató a 109 hombres, mujeres y niños.

Cuando los ríos y arroyos descendieron, se pudo llegar a las comunidades, donde todo era desolación. Los sobrevivientes se sobrepusieron rápidamente al desastre y empezaron a reconstruir los caminos para que llegara la ayuda.

En los albergues se escuchaban relatos sobrecogedores de sobrevivientes e historias de valor y de determinación, de héroes anónimos que arriesgaron su vida para salvar a otros.

Desde Poza Rica y Papantla se operaban puentes aéreos para hacer llegar la ayuda a las familias que permanecían incomunicadas. La solidaridad nacional se hizo presente y todos los días llegaban toneladas de víveres al aeropuerto Tajín de Poza Rica.

En algunos casos tuvieron que pasar semanas para que los damnificados pudieran regresar a sus hogares, otros jamás lo hicieron, ya que los ríos arrasaron con ellos y tuvieron que ser reubicados.

20 años después, los sobrevivientes aún se estremecen con sólo recordar los que vivieron en octubre de 1999, y saben que la historia podría repetirse en cualquier momento.